domingo, 24 de octubre de 2010

Mis Experiencias, Parte I

Por: Juan Enrique Meléndez González

¡Hola! ¿Cómo están?, soy solo un participante de este gran proyecto llamado CPTE y con una vasta experiencia en los diferentes programas con que cuenta el mismo. Recuerdo la primera vez que ingresé al entonces llamado COEBA SEP (Computación Electrónica para la Educación Básica), así se hacía llamar el que es ahora el Centro Potosino de Tecnología Educativa; trabajo en este gran proyecto. Bueno, regresando a lo anterior, recuerdo que sólo era un edificio que se usaba como una bodega y alrededor del mismo sólo había una serie de llanos repletos de maleza que impedía la visión de ese edificio que en sus inicios, quizás fue un gran proyecto pero se quedo en eso, solo en un “gran proyecto”. Corría el año de 1993, yo era aun adolecente y por mi mente sólo había tiempo para pensar en disfrutar la vida, aun no me interesaba lo que ahora es mi mayor afición: ¡la tecnología!; en aquellos años yo ingresé al CPTE como un miembro más del sistema, para mí era sorprendente ver una computadora porque siendo de una familia humilde, me fue difícil convivir con las tecnologías o siquiera conocerlas. Recuerdo que la tecnología o los equipos que en ese entonces eran lo máximo y lo más avanzado, eran la MICROSEP, que contaban con una unidad de disco de 5¼, una grabadora de casete, también un mouse que parecía sacado de una película de los años 60 y se conectaba a un televisor de diecinueve pulgadas y con una resolución que si identificabas los colores eras un gran observador; los programas que se corrían en ellos eran sólo dibujos malhechos pero sorprendentes para mis ojos, porque el sólo pensar que alguien había tomado el tiempo suficiente para animar aquellos dibujos que se movían en la pantalla te ponía a pensar en todo aquel trabajo de programación. También recuerdo la primera experiencia con Internet, en 1993 internet era una maravilla, mucho más que ahora; el sólo pensar que alguien podía responder una pregunta por la red en ese tiempo, no podía creerlo; recuerdo que la primera experiencia fue haber platicado con el personal de la Nasa; el entonces asesor que nos impartió la capacitación, le preguntó al personal que estaba del otro lado de la red; recuerdo que preguntó: ¿cómo están?... estamos en San Luis Potosí, México, y después de media hora ya casi terminando la clase respondieron ¡good here fine!; una frase tan fría y tan falta de expresión pero tan llena de eso que todos llamamos asombro, porque en ese entonces todos usabamos teléfonos, televisiones, radios etc., muchos medios de comunicación, pero estábamos observando otra forma más de comunicación, para mí era como si estuviera observando el nacimiento de la bombilla eléctrica, en ese momento nació en mi el amor por la tecnología y me propuse no quedarme atrás de ella, me propuse siempre ir a la par; claro, siempre al margen y tratando de mantenerme a la vanguardia. Me propuse dejar de ser analfabeta tecnológico, porque en el siglo XX había dos clases de analfabetas, el que no sabe leer y el que no sabe computación, esa era la frase que usaban en el sistema gubernamental y educativo en ese tiempo; ahora ya cada niño nace con un celular y una laptop bajo el brazo, pero en ese entonces las tecnologías informáticas eran totalmente nuevas; ahora no es sorprendente la comunicación entre países por medio de la red, porque ahora podemos charlar con alguien de cualquier parte del mundo por vos y video en tiempo real, pero cuando ves nacer una tecnología como es el Internet, sigue sorprendiendo el avance del mismo.

Por el momento dejaré mi experiencia con Internet, ahora quiero platicarles mis vivencias en el campo; ya antes les mencionaba que participé en la gran mayoría de los programas que conforman el CPTE como EDUSAT, E-MEXICO, RED ESCOLAR, UNETE, INGLÉS ENCICLOMEDIA, SOPORTE TÉCNICO, ENCICLOMEDIA, entre otros bueno; Pero quiero contarles mis vivencias en ellos. En el primer programa en el cual participé fue EDUSAT, un programa de un gran valor educativo, porque es una herramienta para la educación de los futuros Maestros, Ingenieros, Abogados, Arquitectos, Doctores, etc., y me refiero a la gente del campo, esa gente que tiene menos oportunidad quizás que nosotros que radicamos en las capitales del país; mi función en el programa era la orientación de las antenas de telesecundaria principalmente, también en primarias y otros niveles, pero las mayores experiencias fueron en telesecundaria. Recuerdo las veces que llegamos a orientar y checar la existencia de la señal, nos preparábamos para retirarnos de la escuela y el maestro nos hacía pasar al aula y nos pedía que escucháramos el agradecimiento de los alumnos que en ese momento cursaban su secundaria; en una ocasión, después de que uno de los alumnos tomó en sus manos la voz de todo el grupo y nos agradeciera el haberlos apoyado para su educación, nos dieron un aplauso; en ese momento no supe que pensar, me quedé sin saber qué hacer, no sabía si regresar el agradecimiento o decirles que había sido un placer haberlos ayudado; no sé, solo sé que sentí en mi algo que no puedo describir, pero dentro de mí sentía como una gran expolición de gusto, placer, y de un sentimiento hasta entonces extraño, jamás me habían aplaudido ni mucho menos agradecerme por hacer algo que para mi hasta ese momento era solo un trabajo sin relación personal. En ese momento supe el gran valor de la señal de EDUSAT en las comunidades.

También conocí la gran variedad de ecosistemas que tiene mi estado; por ejemplo, la Región Altiplano, refiriéndome a Venado, San Luis Potosí, que fue uno de los primeros municipios que me asignaron para orientar antenas. Recuerdo también la primera vez que tuve que acudir a orientar una antena en la comunidad de Coyotillos, Municipio de Charcas; para mí era la primera vez que estaba frente a una antena y usando las teorías que me dieron mis compañeros, el profesor Emeterio Durán Suárez y el profesor Hipólito Cardoso Cisneros; regresé con un mal sabor de boca después de haber tenido un rotundo fracaso; para mí fue uno de mis mayores fracasos porque la distancia recorrida hasta la comunidad, que era bastante larga, además tenía la barriga llena porque para fortuna o desgracia, nos dieron de desayunar a la hora que llegamos a la escuela; ya los días que continuaron me propuse no fallar otra vez, creo que no logré mi objetivo porque tuve dos o tres fracasos más, porque la experiencia es la que te da la efectividad y la excelencia, como las bolas de billar están hechas con fuerza, tiempo y perfección.

Me viene a la mente otra experiencia que tengo bien presente, es una experiencia no muy grata, pero al fin y al cabo la viví. Recuerdo haber asistido a una primaria a hacer lo que ya tantas veces había hecho solo, subrayo la palabra solo porque en eso de tener que trabajar en azoteas, subiendo arboles para llegar a las mismas, no es conveniente andar solo, claro que los accidentes llegan solos, nadie los llama; recuerdo subir sin ningún problema la escalera de acero, ¡pesaba como tres toneladas!, eso me dio confianza; termine mi orientación al SatMex5, recuerdo muy bien el satélite que buscaba, en el momento que procedí a bajar, sentí como si el mundo se derrumbara sobre sí mismo, la distancia que tenía en mi mente para bajar se acortó a solo una fracción de ella, de repente ahí estaba con el suelo frente a mi rostro, sentí una gran desorientación ya que no sabía qué había pasado, ya que para mí el tiempo se detuvo; como pude, me levante y procedí a sacudirme ese polvo que comúnmente se pega a tu ropa después de una caída y fingiendo que nada pasaba, ya saben la pena que se siente y miras inmediatamente para ver si nadie te vio, sin darme cuenta usaba una sola mano para sacudirme, de repente sentí como un piquetito en mi mano izquierda, al mirar mi mano pensé que se me había vuelto de hule, porque mi mano colgaba como plastilina después de haber estado bajo el sol en un día caluroso; en ese momento sentí cómo el dolor corría por mi sistema nervioso, como si me hubiera caído un rayo en un día de sol, el dolor era insoportable; como pude acomodé mi “colgajo” de mano y le pedí al director que por favor me llevara al ISSSTE lo más rápido posible porque solo quería acabar con ese dolor, que para mí era el dolor más insoportable que jamás había experimentado. El viaje hacia el hospital se volvió una eternidad ya que cada semáforo, cada tope, cada embotellamiento, me parecía una pesadilla interminable, hasta que llegamos al hospital, y bueno, ahí me hicieron sentir más tranquilo; ya sabes: suero, analgésicos, y un trozo de roca por tres meses, ¡tres largos meses¡.

También en EDUSAT tuve una de mis experiencias más agradables si no una de las más maravillosas para mí, porque gracias a esa experiencia tengo una maravillosa hija llamada Joanna, que para mí es una personita a la cual amo. Claro, esa experiencia trajo a mí a la que ahora es mi esposa, me refiero a la maestra Alicia González Pérez, maestra de telesecundaria que en ese entonces laboraba en la comunidad de Los Remedios, en Venado, San Luis Potosí.

Otra de mis experiencias también no gratas, fue ver cómo mi compañero de trabajo el profesor Hipólito Cardoso Cisneros sufría la caída de la azotea de la escuela telesecundaria Sor Juana Inés De la Cruz, de la comunidad de Peñasco, muy cerca de la capital del estado, rompiéndose el brazo en tres partes, con fractura expuesta del mismo; para mí fue revivir ese momento en el que yo caía, por un momento me quedé inmóvil sin responder, cuando volví en mí, corrí para auxiliar a mi amigo y gran compañero; claro, al igual que a mí, se le hizo una gran pesadilla el traslado al hospital, pero a los pocos meses regresó a trabajar después de haber “gozado” de unas largas y forzosas vacaciones, fue lo que le dije cuando lo vi con aquel porte tan gallardo con el cual siempre, cada mañana, acude a trabar, ¡ah! y también con su barra de titanio incrustada en su antebrazo, la que portaba con gran orgullo.

Por esas grandes experiencias, estoy y sigo con la misma fe en este gran mecanismo llamado CPTE, porque cada gran máquina necesita pequeños engranes que encajen a la perfección y así lograr grandes éxitos.

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Octubre 2010

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